Cuando escuchamos el término Inteligencia Artificial (IA) es común que pensemos en una serie de herramientas futuristas que aún no son aplicables en el entorno cotidiano y menos en México. Sin embargo, sólo es necesario recordar su definición para reconocer que su uso ya es una realidad.
De acuerdo con la facultad de Ingeniería de la UNAM, la IA se refiere a todos aquellos sistemas informáticos que imitan la inteligencia humana, incluso el aprendizaje para realizar tareas complejas con eficiencia y velocidad superior, gracias al análisis de datos e identificación de patrones.
Es por eso que hoy en día es totalmente factible incluir este tipo de herramientas en labores policiacas, debido a las ventajas que supone en términos de eficiencia y seguridad. A continuación, veremos de qué manera.
¿Robots policías vs humanos?
Si bien es cierto que en ciudades como Dubai, ya se han puesto a prueba robots que son capaces de actuar como policías, las aplicaciones de la IA van más allá de máquinas humanoides. Están más bien enfocadas a perfeccionar las operaciones y lograr mayor precisión en el combate y la prevención de delitos.
Estos van desde coordinar operativos de manera más eficiente, localizar vehículos buscados, realizar vigilancia de detenidos dentro de las patrullas, identificación de prófugos mediante el uso de bases de datos de sistemas biométricos, incluso fortalecer la transparencia y combatir los abusos de poder.
Otra de sus aplicaciones también puede contribuir a la selección de perfiles personales para aspirantes a policías; la identificación y prevención delitos cibernéticos, todo esto mediante el análisis de grandes cantidades de datos (Big data), la utilización del internet de las cosas (IoT), sistemas de información geográfica y monitoreo, todos interconectados.
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La innovación policial ¿ya es un hecho?
Estados Unidos, el país de mayor vanguardia tecnológica, ya trabaja con diferentes tipos de tecnología conectadas a la IA para detectar amenazas terroristas y combatir actos delictivos financieros. De igual manera, la Interpol, plantea el uso responsable y legal de la IA, como herramienta de apoyo para las fuerzas del orden.
En México tampoco estamos lejos de esta realidad: la policía cibernética capitalina utiliza IA para detectar actividades delictivas en la red; mientras que en la policía de tránsito ya se han incorporado patrullas inteligentes con sistemas de videovigilancia para la lectura de placas, reconocimiento facial y control de tráfico.
Por su parte, la academia también ha hecho lo suyo: el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM tiene actualmente una línea de Investigación de Derecho e Inteligencia Artificial para proponer un marco legal alineado con las posibilidades que ofrece la tecnología.
Entonces ¿qué sigue?
A nivel gobierno, los esfuerzos deben continuar para impulsar las reformas pertinentes en materia de derecho penal, a la par de la inversión en tecnología y el otorgamiento de capacitación a las corporaciones policiales, así como el impulso a la investigación y el desarrollo de soluciones en IA aplicables en el contexto mexicano.
Ejemplos de esto sería fortalecer el Sistema Único de Información Criminal estatal, en cada entidad, la integración de bases de datos biométricos y hacer posible el cruce de datos entre diferentes corporaciones locales.
En ese sentido, es importante el trabajo conjunto de especialistas en inteligencia artificial, ciencia de datos, seguridad cibernética, derecho y desarrollo tecnológico en materia policial para el diseño de nuevas estrategias enfocadas en aprovechar cuanto antes las nuevas tecnologías en beneficio de la ciudadanía.
Los retos del Estado para la investigación, prevención y persecución de delitos comunes ya es una labor titánica que puede apoyarse en herramientas de Inteligencia Artificial. Sin embargo, las actividades criminales organizadas son las que más necesitan ser combatidas con IA. Si la delincuencia está al día de soluciones tecnológicas, los gobiernos no deben rezagarse.